De un tiempo a esta parte viene observándose como desde ambientes cercanos al colectivo neofranquista Alianza Nacional, trata de ocultarse el verdadero móvil por el cual la cúpula dirigente de dicha formación alegal -recordemos que no figura en registro de partidos del Misterio del Interior- permanece actualmente cumpliendo condena. El colectivo ultraderechista ha tratado de presentar a los cuatro reclusos como “mártires” y “héroes” de la causa franquista.
Pero la realidad es bien distinta, el septuagenario que dirige la formación, Pedro Pablo Peña Muñoz, y sus sicarios no permanecen en prisión por “delito de opinión” alguno, ni por organizar actos políticos en memoria de Francisco Franco o José Antonio Primo d Rivera, ni por ‘exaltación de la ideología fascista’, ni tan siquiera por actividades relacionadas con el ‘revisionismo histórico’. Nada más lejos de la realidad. Los cuatro miembros de Alianza Nacional no ingresaron en prisión por su ideología sino por actividades terroristas y delictivas. Por ironía del destino, los cuatro falangistas se han convertido en aquellos aquello que supuestamente ellos más odian.
Los cuatro neofranquistas fueron detenidos en Madrid el 16 de septiembre de 2000 en posesión de armas y material inflamable para fabricar explosivos, con los que, como quedó demostrado en el juicio, pretendían atentar contra turistas vascos en Madrid y contra todo aquel que fuese vasco o tuviese aspecto de vasco. Según informaron diversas fuentes, los neofranquistas pensaban seguir la senda iniciada años antes por sus mentores Ricardo Saenz de Ynestrilllas y el policía Ángel Duce quienes asesinaron a tiros y a sangre fría a un grupo de vascos que se encontraba tranquilamente cenando en un restaurante madrileño. Como consecuencia de esta acción, el patriota euskaldún Josu Muguruza perdió la vida aquella noche, y el parlamentario vasco Iñaki Esnaola salió gravemente herido.
La operación policial incluyó el registro de la sede del partido político Alianza para la Unidad Nacional, sito en la calle Ibiza, de Madrid, donde fueron incautados productos químicos preparados para elaborar explosivos. Entre los detenidos figuraba el dirigente de dicho partido Pedro Pablo Peña Muñoz, que sustituyó al frente de la formación a Ricardo Sáenz de Ynestrillas (personaje que incluso es conocido entre los propios círculos del facherío como “El Yndeseable”).
Los ultras Peña, Javier Ochoa Escobar y Emilio Vergara Álvarez, permanecen en prisión por el delito de tenencia de sustancias incendiarias o explosivas. Por su parte, en los cargos contra el terrorista Iñigo Pérez de Herrasti Urquijo, con un amplio historial delictivo, al delito de sus compañeros, se añadió otro de depósito de armas de guerra y un tercero de tenencia ilícita de armas. En el domicilio de esta persona, en la calle Eduardo Dato, de Madrid, fueron intervenidas una pistola automática y dos semiautomáticas, en buen estado de funcionamiento, de las que carecía de guía y licencia, así como numerosos cartuchos.
Además, en el domicilio de Pedro Pablo Peña se hallaron productos químicos con los que estaban elaborando explosivos, y 58 petardos grandes. En coches propiedad de Pérez Herrasti y Ochoa había también material inflamable para confeccionar cócteles molotov y bombas incendiarias. Todo esto nos retrae hasta los últimos años del tardofranquismo y "La Transición" , en los que grupúsculos de ideologia similar, entre los que podemos citar la Triple A, el Batallón Vasco-Español y con posterioridad los GAL, sembraron el terror en las calles de Euskal Herria.
Tras estos hechos, y dada la mala imagen pública que ello ocasionó a la formación ultraderechista, decidieron ‘refundar el partido’, y mutar ligeramente su denominación, tratando a la par de simular una imagen más renovadora y atractiva, para intentar así captar a ese sector de la juventud que se deja arrastrar por cualquier tipo de consigna ‘Radical’ y supuestamente ‘antisistema’, sin pararse a pensar que hay detrás de todo esto. Pero se trata de una mera estrategia de marketing de la banda terrorista. Un mero ejercicio de oportunismo ya que la ideología sigue siendo la misma de siempre: El odio visceral hacia el pueblo vasco aderezado con la clásica parafernalia franquista, ultramontana y nacional-sindicalista.
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